
La seguridad en los estadios no es un detalle de última hora, es parte de la experiencia. El NCS4 2025 Spectator Sports Safety & Security Survey, con más de 700 aficionados encuestados en Estados Unidos, nos recuerda algo muy simple: cuando hablamos de eventos multitudinarios, la percepción de seguridad y la experiencia del asistente van siempre de la mano.
Antes de entrar al estadio
El 74% de los aficionados dice que se fija en las medidas de seguridad antes de decidir si asistir. Y una vez dentro, 8 de cada 10 se sienten seguros. ¿Qué genera más confianza? Las medidas visibles: policía armada, unidades caninas, vigilancia en altura. La seguridad que se ve, tranquiliza.
Esto conecta con un tema recurrente en mi trabajo: la comunicación de la seguridad. No basta con tener protocolos impecables, hay que mostrar y explicar esas medidas de forma clara y accesible.
Los grandes puntos de fricción
La encuesta también señala los momentos que más frustran al público. El aparcamiento (59%), el tráfico después del partido (48%) y la orientación dentro del recinto (aseos, asientos) siguen siendo los grandes dolores de cabeza. Y casi la mitad de los asistentes siente que los controles de acceso empeoran su experiencia.
Son problemas clásicos de gestión de multitudes. Y nos recuerdan que la seguridad también está en los flujos, en los tiempos de espera y en la claridad con la que guiamos a la gente.
El factor humano
Un dato que debería preocupar: el 61% ha presenciado conductas disruptivas, y un 36% admite que eso influyó en su decisión de volver o no al estadio. El alcohol y la violencia entre aficionados, tanto dentro como fuera, son las principales causas.
Esto confirma que la seguridad no solo depende de cámaras y protocolos, también de la gestión del comportamiento, la formación del personal y la capacidad de intervenir rápido.
Inteligencia artificial: confianza y dudas
La encuesta refleja la gran paradoja de la inteligencia artificial en seguridad: un 60% cree que mejora la protección, pero un 55% teme por su privacidad. Y el 75% exige un consentimiento claro antes de ceder datos.
El mensaje es directo: sin transparencia en la comunicación, la tecnología no genera confianza. Y sin confianza, la experiencia se resiente.
¿Pagaríamos más por sentirnos seguros?
El 80% de los encuestados estaría dispuesto a pagar hasta 5 dólares más en la entrada si eso se destina a reforzar la seguridad. Es un dato interesante: la seguridad se percibe como parte del valor de la experiencia, no como un gasto extra.
Conclusión
El informe lo deja claro: seguridad, comunicación y experiencia son inseparables. Cuando los asistentes confían en lo que ven, se mueven con facilidad por el recinto y perciben que se han pensado en sus necesidades, la seguridad deja de ser un obstáculo y se convierte en parte positiva del evento.
Son aprendizajes del contexto deportivo en EE.UU., pero totalmente aplicables a eventos en Europa y España. Porque al final, los retos son los mismos: gestionar multitudes, comunicar bien y diseñar experiencias seguras.


Deja un comentario